El oído externo es la parte del aparato auditivo que se encuentra en posición lateral al tímpano o membrana timpánica. Comprende la oreja o pabellón auricular o auditivo y el conducto auditivo externo, que mide tres centímetros de longitud.
El oído medio se encuentra situado en la cavidad timpánica llamada caja del tímpano, cuya cara externa está formada por la membrana timpánica, o tímpano, que lo separa del oído externo. Incluye el mecanismo responsable de la conducción de las ondas sonoras hacia el oído interno. Es un conducto estrecho, o fisura, que se extiende unos quince milímetros en un recorrido vertical y otros quince en recorrido horizontal. El oído medio está en comunicación directa con la nariz y la garganta a través de la trompa de Eustaquio, que permite la entrada y la salida de aire del oído medio para equilibrar las diferencias de presión entre éste y el exterior. Hay una cadena formada por tres huesos pequeños y móviles (huesecillos) que atraviesa el oído medio. Estos tres huesos reciben los nombres de martillo, yunque y estribo. Los tres conectan acústicamente el tímpano con el oído interno, que contiene un líquido.
El oído interno se encuentra en el interior del hueso temporal que contiene los órganos auditivos y del equilibrio, que están inervados por los filamentos del nervio auditivo.. Está separado del oído medio por la fenestra ovalis, o ventana oval. El oído interno consiste en una serie de canales membranosos alojados en una parte densa del hueso temporal, y está dividido en: cóclea (en griego, ’caracol óseo’), vestíbulo y tres canales semicirculares. Estos tres canales se comunican entre sí y contienen un fluido gelatinoso denominado endolinfa. Click aquí para ver un buen dibujo.
Capacidad auditiva
Las ondas sonoras, en realidad cambios en la presión del aire, son transmitidas a través del canal auditivo externo hacia el tímpano, en el cual se produce una vibración. Estas vibraciones se comunican al oído medio mediante la cadena de huesecillos (martillo, yunque y estribo) y, a través de la ventana oval, hasta el líquido del oído interno. El movimiento de la endolinfa que se produce al vibrar la cóclea, estimula el movimiento de un grupo de proyecciones finas, similares a cabellos, denominadas células pilosas. El conjunto de células pilosas constituye el órgano de Corti. Las células pilosas transmiten señales directamente al nervio auditivo, el cual lleva la información al cerebro. El patrón de respuesta de las células pilosas a las vibraciones de la cóclea codifica la información sobre el sonido para que pueda ser interpretada por los centros auditivos del cerebro.
El rango de audición, igual que el de visión, varía de unas personas a otras. El rango máximo de audición en el hombre incluye frecuencias de sonido desde 16 hasta 28.000 ciclos por segundo. El menor cambio de tono que puede ser captado por el oído varía en función del tono y del volumen. Los oídos humanos más sensibles son capaces de detectar cambios en la frecuencia de vibración (tono) que correspondan al 0,03% de la frecuencia original, en el rango comprendido entre 500 y 8.000 vibraciones por segundo. El oído es menos sensible a los cambios de frecuencia si se trata de sonidos de frecuencia o de intensidad bajas.
La sensibilidad del oído a la intensidad del sonido (volumen) también varía con la frecuencia. La sensibilidad a los cambios de volumen es mayor entre los 1.000 y los 3.000 ciclos, de manera que se pueden detectar cambios de un decibelio. Esta sensibilidad es menor cuando se reducen los niveles de intensidad de sonido.
Las diferencias en la sensibilidad del oído a los sonidos fuertes causan varios fenómenos importantes. Los tonos muy altos producen tonos diferentes en el oído, que no están presentes en el tono original. Es probable que estos tonos subjetivos estén producidos por imperfecciones en la función natural del oído medio. Las discordancias de la tonalidad que producen los incrementos grandes de la intensidad de sonido, es consecuencia de los tonos subjetivos que se producen en el oído. Esto ocurre, por ejemplo, cuando el control del volumen de un aparato de radio está ajustado. La intensidad de un tono puro también afecta a su entonación. Los tonos altos pueden incrementar hasta una nota de la escala musical; los tonos bajos tienden a hacerse cada vez más bajos a medida que aumenta la intensidad del sonido. Este efecto sólo se percibe en tonos puros. Puesto que la mayoría de los tonos musicales son complejos, por lo general, la audición no se ve afectada por este fenómeno de un modo apreciable. Cuando se enmascaran sonidos, la producción de armonías de tonos más bajos en el oído puede amortiguar la percepción de los tonos más altos. El enmascaramiento es lo que hace necesario elevar la propia voz para poder ser oído en lugares ruidosos. Véase Sordera.
Equilibrio
Los canales semicirculares y el vestíbulo están relacionados con el sentido del equilibrio. En estos canales hay pelos similares a los del órgano de Corti, y detectan los cambios de posición de la cabeza.
Los tres canales semicirculares se extienden desde el vestíbulo formando ángulos más o menos rectos entre sí, lo cual permite que los órganos sensoriales registren los movimientos que la cabeza realiza en cada uno de los tres planos del espacio: arriba y abajo, hacia adelante y hacia atrás, y hacia la izquierda o hacia la derecha. Sobre las células pilosas del vestíbulo se encuentran unos cristales de carbonato de calcio, conocidos en lenguaje técnico como otolitos y en lenguaje coloquial como arenilla del oído. Cuando la cabeza está inclinada, los otolitos cambian de posición y los pelos que se encuentran debajo responden al cambio de presión. Los ojos y ciertas células sensoriales de la piel y de tejidos internos, también ayudan a mantener el equilibrio; pero cuando el laberinto del oído está dañado, o destruido, se producen problemas de equilibrio. Es posible que quien padezca una enfermedad o un problema en el oído interno no pueda mantenerse de pie con los ojos cerrados sin tambalearse o sin caerse.
Enfermedades del oído
Las enfermedades del oído externo, medio o interno pueden producir una sordera total o parcial; además, la mayor parte de las enfermedades del oído interno están asociadas a problemas con el equilibrio.
Entre las enfermedades del oído externo se encuentran las malformaciones congénitas o adquiridas; la inflamación producida por quemaduras, por congelación o por alteraciones cutáneas, y la presencia de cuerpos extraños en el canal auditivo externo. Entre las enfermedades del oído medio se encuentran la perforación del tímpano y las infecciones. En el oído interno pueden producirse alteraciones tales como las producidas por trastornos congénitos y funcionales, por drogas y por otras sustancias tóxicas, problemas circulatorios, heridas y trastornos emocionales. La otalgia, o dolor de oídos, no siempre está relacionada con alguna enfermedad del oído; a veces la causa se encuentra en un diente incrustado, sinusitis, amigdalitis, lesiones nasofaríngeas o adenopatías cervicales. El tratamiento depende de cuál sea la causa principal. El acúfeno es un zumbido persistente que se percibe en los oídos y puede producirse como consecuencia de alguna de las alteraciones anteriores; otras causas pueden ser la excesiva cantidad de cera en el oído, alergias o tumores. Con frecuencia, el acúfeno persistente se debe a la exposición prolongada a un ruido excesivo que daña las células pilosas de la cóclea. A veces las personas que padecen esta alteración pueden utilizar un enmascarador de sonido para paliar el problema.
Enfermedades del oído externo
Entre las malformaciones congénitas del oído externo destaca la ausencia del pabellón auditivo, e incluso la apertura del canal auditivo externo. Si las estructuras del oído medio son anormales es posible realizar una cirugía reconstructora de la cadena de huesecillos para restablecer parte de la capacidad auditiva. Entre las malformaciones adquiridas del oído externo se encuentran los cortes y las heridas. El otematoma, conocido como oído en forma de coliflor y típico de los boxeadores, es el resultado frecuente de los daños que sufre el cartílago del oído cuando va acompañado de hemorragia interna y una producción excesiva de tejido cicatrizante.
La inflamación del oído externo puede aparecer como consecuencia de cualquier enfermedad que produzca a su vez inflamación de la piel; es el caso de las dermatitis producidas por quemaduras, lesiones y congelaciones. Enfermedades cutáneas como la erisipela o la dermatitis seborreica afectan al oído con mucha frecuencia. Tuberculosis y sífilis cutánea son algunas de las enfermedades más raras que también afectan al oído externo.
La presencia de cuerpos extraños en el canal auditivo externo (insectos, algodón y cerumen —la cera que segrega el oído—) produce alteraciones auditivas y deben ser extraídos con mucho cuidado.
Enfermedades del oído medio
La perforación del tímpano puede ocurrir por una lesión producida por cualquier objeto afilado, por sonarse la nariz con fuerza, al recibir un golpe en el oído, o a causa de cambios súbitos en la presión atmosférica.
La infección (véase Microbiología y enfermedad) del oído medio, aguda o crónica, se denomina otitis media. En la otitis media supurativa aguda se incluyen todas las infecciones agudas del oído medio producidas por bacterias piógenas. Por lo general, estas bacterias llegan al oído medio a través de la trompa de Eustaquio. Cuando el mastoides resulta afectado, la otitis media se puede complicar y, con frecuencia, se produce sordera debido a la formación de adherencias y granulaciones de tejidos que impiden el movimiento del tímpano y de los huesecillos. Si se produce una distensión dolorosa del tímpano puede ser necesario realizar una intervención quirúrgica para permitir el drenaje del oído medio. Desde que se comenzaron a utilizar de forma generalizada la penicilina y otros antibióticos, las complicaciones que afectan al mastoides son mucho menos frecuentes. La otitis media supurativa crónica puede producirse como consecuencia de un drenaje inadecuado del pus durante una infección aguda. Esta patología no responde con facilidad a los agentes antibacterianos debido a que se producen cambios patológicos irreversibles.
Las otitis medias no supurativas, o serosas, agudas y crónicas, se producen por la oclusión de la trompa de Eustaquio a causa de un enfriamiento de cabeza, amigdalitis o adenoiditis, sinusitis, o por viajar en un avión no presurizado. La forma crónica también puede producirse como consecuencia de infecciones bacterianas producidas por neumococos o por Haemophilus influenzae. Debido a que la descarga serosa (acuosa) empeora la capacidad auditiva, se ha sugerido la posibilidad de que los niños que padezcan otitis media puedan encontrar dificultades para el desarrollo del lenguaje. Se han utilizado diversos tratamientos, entre ellos el uso de antibióticos y antihistamínicos, la extirpación de amígdalas y adenoides, y la inserción de tubos de drenaje en el oído medio.
Uno de cada mil individuos adultos padece una pérdida de su capacidad auditiva debido a una otosclerosis, u otospongiosis, que consiste en la formación de hueso esponjoso entre el estribo y la ventana oval. Como consecuencia de esta formación de tejido, el estribo queda inmovilizado y ya no puede transmitir información hacia el oído interno. Cuando esta alteración progresa, es necesario eliminar los depósitos óseos mediante cirugía, y reconstruir la conexión entre el estribo y la ventana oval. En ocasiones, el estribo se reemplaza por una prótesis similar a un émbolo. Incluso tras haber efectuado una operación quirúrgica con éxito puede continuar depositándose tejido óseo y producirse la pérdida de capacidad auditiva años después.
Enfermedades del oído interno
Las enfermedades del oído interno también pueden alterar el sentido del equilibrio e inducir síntomas de mareo. Estos síntomas también pueden deberse a anemia, hipertermia, tumores del nervio acústico, exposición a un calor anormal, problemas circulatorios, lesiones cerebrales, intoxicaciones y alteraciones emocionales. El vértigo de Ménière aparece como consecuencia de lesiones producidas en los canales semicirculares y produce náuseas, pérdida de la capacidad auditiva, acúfenos o ruido en los oídos y alteraciones del equilibrio. A veces está indicada la destrucción del laberinto pseudomembranoso mediante criocirugía o por irradiación con ultrasonidos para combatir vértigos que no tienen tratamiento.
La destrucción traumática del órgano de Corti en el oído interno es la responsable de una gran proporción de los casos de sordera total. En los últimos años, los científicos han desarrollado un dispositivo electrónico destinado a adultos que padecen sordera profunda, que se conoce como implante coclear. Este aparato convierte las ondas sonoras en señales eléctricas que se liberan en unos electrodos implantados en la cóclea, y de esta manera se produce la estimulación directa del nervio auditivo. Sin embargo, los sonidos que produce son poco definidos y hasta ahora el implante coclear se utiliza sobre todo como una ayuda para poder leer en los labios.
Otorrinolaringólogos
La mayor parte de las enfermedades del oído que implican procesos infecciosos, inflamatorios o alérgicos, son tratadas por médicos conocidos como otorrinolaringólogos o especialistas en laringe, nariz y oídos (ORL). Los cirujanos otorrinolaringológicos tratan problemas tales como la otosclerosis, el trauma físico y el drenaje de los tejidos infectados que requieren operaciones quirúrgicas.
Tacto
EL SENTIDO del tacto comprende la percepción de estímulos mecánicos que incluyen contacto, presión y golpeo.
ESTÍMULOS MECÁNICOS
El estímulo mecánico consiste en la aplicación de una fuerza sobre la superficie que envuelve al cuerpo.
Supóngase que tocamos una mesa con un dedo. En este proceso nuestro dedo ejerce una fuerza sobre la mesa. De acuerdo con la tercera ley de Newton de la mecánica, la mesa reacciona y ejerce a su vez una fuerza sobre nuestro dedo que es un estímulo mecánico.
Ahora bien, resulta que el cuerpo es sensible no solamente a la magnitud de la fuerza que se aplica sobre él, sino que también lo es a la presión que ejerce esta fuerza aplicada. Como se recordará (véase la sección V.3) la presión que experimenta una superficie cuando se aplica sobre ella una fuerza es igual a la de la fuerza dividida entre el valor del área de la superficie.
Es decir, la presión es igual a la fuerza que se ejerce sobre cada centímetro cuadrado de superficie. Esto implica que el sentido del tacto nos permite distinguir no solamente la magnitud de una fuerza que se aplica sobre nosotros, sino también la forma en que la fuerza está distribuida sobre la superficie de nuestro cuerpo.
La aplicación de una fuerza sobre la piel puede ocurrir de diversas maneras, por ejemplo cuando sopla el viento sobre nuestro cuerpo. En este caso, las partículas que componen al viento se mueven y al chocar contra nuestro cuerpo ejercen una fuerza, es decir, se genera un estímulo mecánico.
ALGO SOBRE LA PIEL
Los estímulos mecánicos que nuestro cuerpo experimenta se aplican sobre la piel que nos cubre, que es el órgano sensorial del tacto. En este capítulo describiremos algunos elementos de la estructura de la piel que son de importancia en la percepción táctil.
La mayor parte del cuerpo humano está cubierto de piel que lleva pelos o vellos. En algunas zonas del cuerpo éstos son tan finos que no se ven a simple vista. Algunas de las partes del cuerpo que no tienen pelos son las palmas de las manos, las plantas de los pies, los labios, etcétera.
Debajo de la piel se encuentran terminaciones nerviosas que en general están muy entrelazadas. Así, en las regiones del cuerpo que tienen pelos, las terminaciones nerviosas rodean los tubos del pelo, mientras que en las zonas sin pelos se forman enredos nerviosos de formas y tamaños diversos.
Cada vello o pelo de nuestra piel es el extremo externo de un vástago que está penetrado por muchas fibras nerviosas que lo envuelven.
En general, un nervio que tiene una terminación en la piel no está conectado directamente con el sistema nervioso central. Este nervio tiene muchas ramificaciones que están dispersas en distintas zonas de la piel. Resulta que una porción de la piel no está "servida" por una fibra nerviosa solamente, sino que hay una sobreposición de diferentes fibras nerviosas. Además, cada fibra nerviosa "sirve" a diferentes áreas de la piel.
En distintas partes de la piel la densidad de terminaciones nerviosas es diferente. Hay lugares, como por ejemplo las yemas de los dedos, en que la densidad es muy grande, lo que hace que estas regiones sean muy sensibles. En otros lugares, como por ejemplo en las espaldas, en que la densidad es muy baja, no se tiene mucha sensibilidad.
¿QUÉ PASA CUANDO TOCAMOS ALGO?
Cuando tocamos algún objeto con un dedo por ejemplo, ocurre una deformación en la piel . Nos damos cuenta que diferentes lugares de la piel se deforman de maneras distintas. Por otro lado, debajo de la piel, en el área que se ha deformado hay muchas terminaciones de fibras nerviosas que, en general, están entremezcladas. Cada terminación experimenta una deformación distinta ya que unas experimentan mayor presión que otras.
En los últimos años se ha descubierto que la modificación en la tensión de las membranas de las células nerviosas origina una señal nerviosa que se transmite finalmente hasta el cerebro. Algunos elementos de la célula reciben el aumento de la presión que tiene como consecuencia el desencadenamiento de una señal nerviosa. Este mecanismo es similar al que ocurre con las células ciliadas del interior del oído.
Como ya se mencionó, también somos sensibles al movimiento de nuestros pelos y vellos. En este caso, lo que ocurre es lo siguiente: al moverse el pelo o vello, por ejemplo cuando sopla el viento, el vástago del pelo, dentro de la piel se mueve. Pero debido a que dentro de la vaina del vello hay muchas terminaciones nerviosas, el movimiento del vástago aprieta, jala, empuja dichas terminaciones que reciben entonces presiones y tensiones que, al igual que en el caso anterior, emiten una señal nerviosa. Tenemos entonces la sensación de un estímulo táctil.
OTRO TIPO DE ESTÍMULOS
Las terminales nerviosas de la piel, aparte de ser sensibles a estímulos mecánicos, también lo son a estímulos que producen calor, frío y dolor.
Por otro lado, distribuidas en muchos lugares dentro de nuestro cuerpo se encuentran células que son sensibles a estímulos mecánicos y que tienen como función informar al cerebro sobre el estado de la posición en que se encuentran nuestras manos, pies y otras partes del cuerpo. Estas células se encuentran en las uniones, en los tendones y en los músculos y al igual que las descritas en la sección anterior dan una respuesta al experimentar presiones o torsiones, extensiones, etcétera.
Existen otras células análogas a las anteriores que dan información al cerebro sobre tensiones internas. Por ejemplo, cuando las venas y arterias experimentan tensiones debidas a la presión de la sangre que conducen, se emiten señales que ayudan al sistema nervioso a regular la presión arterial ya sea dando órdenes de que se contraigan o expandan.
Este tipo de canales, sensibles a los cambios de presión y de tensión, gobiernan el ritmo y magnitud de las contracciones del corazón, controlan el estómago, la vejiga, etcétera.
El sentido del tacto o sentido táctil permite percibir cualidades de los objetos y medios como la presión, temperatura, aspereza o suavidad, dureza, etc.
Este sentido se halla principalmente en la piel, en la que se encuentran diferentes clases de receptores que se encargan de transformar los distintos tipos de estímulos del exterior en información susceptible de ser interpretada por el cerebro. Los principales receptores son los corpúsculos del tacto y los corpúsculos o discos de Merkel. Por ejemplo, los corpúsculos de Ruffini son los encargados de percibir la presión.
Corpúsculos de Krause
Son corpúsculos táctiles localizados en el nivel profundo de la hipodermis, parecidos a los de Pacini, pero más pequeños y simplificados. Es un receptor de temperatura (frío) de los cuales hay unos 260.000 extendidos por todo el cuerpo. La sensibilidad es variable según la región de la piel que se considere. Además tanto el frío como el calor intensos excitan también a los receptores del dolor. Los receptores del calor son los corpúsculos de Ruffini y de Vater-Pacini.
Terminaciones Nerviosas
Son receptoras del dolor y son simples terminaciones nerviosas libres cuyas ramificaciones se extienden por la capa profunda de la epidermis, (capa de Malphigi) habiendo lugares en la piel donde alcanzan concentraciones de 200 unidades por centímetro cuadrado.
Músculo Horripilador
Cada uno de los pelos de nuestro cuerpo dispone de un músculo llamado horripilador que se inserta en él y que, cuando se contrae, mueve al pelo enderezándolo, con lo cual se nos pone la "carne de gallina".
Corpúsculos de pacini
Son corpúsculos táctiles localizados en el nivel profundo de la hipodermis. Tienen forma ovalada, de medio milímetro de longitud aproximadamente y están formados por capas yuxtapuestas. Los de Vater-Pacini y Ruffini son receptores de temperatura (calor) de los cuales hay unos 35.000 extendidos por todo el cuerpo. La sensibilidad es variable según la región de la piel que se considere. Además, tanto el frío como el calor intensos, excitan también a los receptores del dolor. Los receptores del frío son los corpúsculos de Krause.
Corpúsculo de Meissner
Son corpúsculos táctiles localizados en la parte papilar de la dermis. Se encuentran formados por la terminación en espiral de un axón en el interior de una cápsula conjuntiva ovoidal. Miden entre 50 y 100 micras y son considerados sensibles a la presión y al tacto. Estos receptores están muy desarrollados a nivel de la punta de la lengua y de los dedos.
Otros corpúsculos táctiles son los discos de Merkel, formados por células epiteliales que reposan sobre la terminación en cúpula de un axón.
Las Glándulas Sudoríparas
Se encuentran situadas en el tejido subcutáneo y se abren paso mediante un conducto llamado Poro al exterior de la piel. Su misión es regular la temperatura del cuerpo. Existen dos tipos de glándulas sudoríparas: Las Ecrinas que son tubulares y se encuentran por casi toda la superficie del cuerpo. Las Apocrinas que son grandes glándulas especializadas y ramificadas que vacían su contenido en la parte superior del folículo piloso en vez de hacerlo sobre la piel. Éstas se encuentran sólo en las axilas y alrededor del ano.
La Epidermis
Es la capa más delgada y externa no vascular de la piel. Está constituida por cinco capas que de dentro hacia afuera son: Capa basal, capa espinosa, capa granular, capa clara y capa córnea. Es impermeable al agua y resistente al rozamiento. Su grosor varía entre 0,07 y 1,4 milímetros. Las células externas forman una capa córnea que se renueva constantemente por la maduración progresiva de las células que proceden de la capa germinativa inferior.
La Capa de Malphigi
Capa más profunda de la epidermis, constituida por células mucosas muy prolíferas sobre la que descansan las capas superiores de la Epidermis. Las nuevas células que aquí se forman pasan a la epidermis sustituyendo a las que van muriéndose y desprendiéndose de la piel en forma de escamitas, caspa, etc. Esta capa a su vez descansa sobre la Dermis.
Las Glándulas Sebáceas
Son glándulas holocrinas de la piel que bordean el pelo y segregan una sustancia aceitosa (el sebo) que lo embadurna y le da flexibilidad y suavidad.
El Tejido Adiposo
Las células de tejido adiposo presentan gran cantidad de capilares sanguíneos a su alrededor. Se localiza principalmente en la piel y especialmente alrededor de muslos, nalgas, mamas y abdomen. También se encuentra rodeando algunos órganos como el corazón y los riñones. Actúa como reserva energética del organismo, siendo un fabuloso aislante térmico que conserva la temperatura del cuerpo y protege numerosos órganos actuando de colchón en choques y caídas.
El Pelo
Consta de una parte terminal o Bulbo, porción engrosada que bordea la papila nerviosa, y que se continúa con la Raíz finalizando en el Tallo que es la parte que sale al exterior. Todo él está cubierto de varias vainas que reciben el nombre de folículo piloso. Cuando el pelo se mueve se debe al músculo horripilador que lo enerva. Bordeando el pelo se encuentran las glándulas sebáceas que lo embadurnan de grasa haciéndolo elástico y flexible.
La Dermis
Está constituida por tejido conjuntivo y podemos dividirla en tres substratos: dermis papilar donde se efectúa la unión con la epidermis. Presenta numerosos entrantes (epidermis) y salientes (dermis), el tejido de esta parte de la piel es laxo.
Luego está la dermis propiamente dicha formada por tejido conectivo relativamente denso y por último se encuentra la hipodermis o dermis profunda que posee un tejido conjuntivo con numerosas células adiposas con función de reserva energética, aislante térmico y amortiguador de golpes.
La Hipodermis
Es la capa más profunda de la dermis que posee un tejido conjuntivo con numerosas células adiposas las cuales se infiltran entre las fibras y las células. Su función es de reserva energética, aislante térmico y amortiguador de golpes. Esta parte está muy vascularizada presentando gran cantidad de pequeñas venas y arterias que trasladan las sustancias alimenticias y el oxígeno a todas las células de la piel.
El tacto
Toda la información que recibimos a través de los sentidos de la vista y el oído llega al cerebro a través de las terminaciones nerviosas. Lo mismo ocurre con la piel. La superficie de la piel, llamada epidermis, contiene muchas terminaciones nerviosas por todo el cuerpo que transmiten sensaciones al cerebro y nos indican el tipo de cosas que estamos tocando.
La piel tiene receptores que son los encargados de recibir los estímulos. No se encuentran repartidos por igual en toda la superficie de la piel. En la espalda los nervios están muy separados, por eso es difícil saber exactamente donde nos pica, por ejemplo.
Para comprobarlo, toca la espalda de alguien primero con un lápiz y después con dos. Si la distancia que separa uno de otro es menor de dos centímetros, tal vez sigua pensando que solo es un lápiz.
El tacto es el sentido que nos mantiene en constante relación con el entorno, puesto que mientras la vista depende de los ojos, el oído de los órganos auditivos, el olfato de la nariz y el gusto de la lengua, el tacto, en cambio, se extiende por la piel cubriendo todo nuestro cuerpo.
Mediante el sentido del tacto podemos percibir algunas características físicas de los objetos o ambiente que nos rodea como: la consistencia, la textura, la forma y contorno, el tamaño, el peso, la humedad y la presión que ejerce un objeto sobre tu piel.
Una herida pequeña en lugares como los pies o la lengua pueden parecer muy grandes. Da esta sensación porque estas partes están muy llenas de censores del tacto. El cerebro recibe gran cantidad de mensajes de dolor, pero todos provienen de una herida muy pequeña.
La pérdida de sentido del tacto puede ocurrir como resultado de una lesión en la médula espinal o el sistema nervioso central, debido a una degeneración de los nervios periféricos o en el plexo braquial (red nerviosa que se origina en la médula espinal y se distribuye por el brazo.
Entre los padecimientos cuyos efectos pueden producir la pérdida del sentido del tacto se encuentran los estados graves de Diabetes o la Lepra. En estos casos, aunque la función motora se mantenga, la falta de sensaciones interfiere con el control fino de algunos movimientos de la mano, como agarrar, pellizcar o apretar.
ENFERMEDADES O DEFECTOS:
Lepra: enfermedad infecciosa crónica de los seres humanos que afecta sobre todo a la piel, membranas mucosas y nervios.
Cortes y Raspaduras: los cortes provocan hemorragias y pueden infectarse si no se limpian. Puede corregirse con desinfección y limpieza de las heridas. Y puede prevenirse protegiéndose de otras heridas y del sol.
Quemaduras: producen la deshidratación de la piel. Se puede corregir con una desinfección y limpieza de las heridas. Y puede prevenirse protegiéndose de otras heridas y del sol.
Dermatitis seborreica: es una enfermedad cutánea extraordinariamente frecuente. Esta dolencia se acompaña a veces de acné en la cara. El cuero cabelludo, a demás de ser muy grasiento, experimenta una intensa descamación y picor, por lo cual el paciente se rasca a menudo y puede infectárselo. Su consecuencia más frecuente es la calvicie, aparecida en las edades relativamente tempranas.
Para tratarlas se aplican lociones astringentes, frecuentes lavados de cabello con champús medicamentosos, vida higiénica, dieta pobre en grasas, abundantes vitaminas.
Tumores de la piel: Entre los tumores benignos de tipo sólido, son muy conocidas las verrugas. Trátase de pequeñas prominencias que aparecen en cualquier región de la piel, especialmente de en los dedos. Su causa es un virus, por lo que son contagiosas. Se presentan con preferencia en los niños. No suelen curar espontáneamente, sino que es necesario tratarlas.
Urticaria: alteración alérgica de la piel caracterizada por la aparición repentina o reiterada de manchas, ronchas u otras manifestaciones. Por lo general son como inflamaciones.
Psoriasis: Es una enfermedad crónica, se caracteriza por la aparición de placas escamosas. Se diferencia de la piel normal, ya que obtiene un color rojizo o castaño, cubiertas por pequeñas escamas blancas. Generalmente afecta las rodillas, el cuero cabelludo y el pecho.
Dermatitis: es la inflamación de la piel o la dermis. Los síntomas son enrojecimiento, dolor, exudación de la zona afectada. Cuando se presenta por un largo período, suele presentar ronchas, costras y mucha sequedad de la piel. Su causa es por parásitos o irritantes físicos o químicos.
Micosis: es una enfermedad producida por hongos, causa mucha molestia porque genera mucha picazón e irritación de la piel.
Onicomicosis: son las afecciones en las uñas, sobre todo en las de los pies. Produce deformaciones por engrosamiento y resquebrajamiento.
Dermatomicosis: se presenta entre los dedos, produciendo grandes ampollas y grietas, se controla rápidamente, pero suele salir nuevamente en épocas calurosas y muy sudorosas. Para combatirlas se emplean líquidos, pomadas, polvos y en algunos casos medicamentos que se ingieren o inyectan.
También es recomendable usar zapatos ventilados y cambiarse a diario los calcetines o medias.
Candidiasis: es una infección producida por un hongo, que normalmente se aloja en la vagina (órgano sexual femenino). Se multiplica rápidamente y produce mucha picazón. El tratamiento se basa en el uso de supositorios vaginales. Esta es una enfermedad que se adquiere por contacto sexual.
La tiña: es una infección en forma de anillo. Los hongos atacan los folículos pilosos, del cuero cabelludo o de la barba. Se presentan erupciones molestas y desagradables, comenzando con erupciones rojas, que cada vez se hacen más grandes y más rojas acompañadas de mucha picazón.
La Pediculosis: es la parasitosis (Ciencias) más frecuente causada por parásitos externos (ectoparásitos) llamados piojos.
Gusto
El sentido del gusto actúa por contacto de sustancias solubles con la lengua. El ser humano es capaz de percibir un abanico amplio de sabores como respuesta a la combinación de varios estímulos, entre ellos textura, temperatura, olor y gusto. Considerado de forma aislada, el sentido del gusto sólo percibe cuatro sabores básicos: dulce, salado, ácido y amargo; cada uno de ellos es detectado por un tipo especial de papilas gustativas.
Las casi 10.000 papilas gustativas que tiene el ser humano están distribuidas de forma desigual en la cara superior de la lengua, donde forman manchas sensibles a clases determinadas de compuestos químicos que inducen las sensaciones del gusto. Por lo general, las papilas sensibles a los sabores dulce y salado se concentran en la punta de la lengua, las sensibles al ácido ocupan los lados y las sensibles al amargo están en la parte posterior.
Los compuestos químicos de los alimentos se disuelven en la humedad de la boca y penetran en las papilas gustativas a través de los poros de la superficie de la lengua, donde entran en contacto con células sensoriales. Cuando un receptor es estimulado por una de las sustancias disueltas, envía impulsos nerviosos al cerebro. La frecuencia con que se repiten los impulsos indica la intensidad del sabor; es probable que el tipo de sabor quede registrado por el tipo de células que hayan respondido al estímulo.
Olfato
La nariz, equipada con nervios olfativos, es el principal órgano del olfato. Los nervios olfativos son también importantes para diferenciar el gusto de las sustancias que se encuentran dentro de la boca. Es decir, muchas sensaciones que se perciben como sensaciones gustativas, tienen su origen, en realidad, en el sentido del olfato.
Vista desde afuera, la nariz parece una pieza única y grande. Pero en el interior, la nariz tiene dos agujeros largos llamados orificios nasales (ventanas de la nariz). Estas fosas nasales se dividen a su vez en dos: el vestíbulo nasal, y las coanas, orificios que comunican con la rinofaringe, que es por donde el aire entra hacia nuestro organismo.
Veamos...
La nariz está formada por huesos, cartílagos duros como la parte anterior del tabique nasal, que se llama cartílago cuadrángular y cartílagos blandos, como los de las alas o fosas nasales que al juntarse forman la punta nasal. Todas estas estructuras, sus músculos y el tejido celular subcutáneo, se encuentran cubiertos externamente por piel. Sin embargo, la cubierta interna de la nariz sufre transición a mucosa.
Según el carácter de la mucosa que recubre el interior de las fosas nasales, se divide generalmente en tres áreas: la región vestibular, la región respiratoria y la región olfatoria.
En cuanto a sus dimensiones, debemos mencionar que a lo largo, midiéndola desde la punta hasta su pared posterior, formada por la parte alta de la faringe, la nariz alcanza unos 7 cm., más o menos los mismos de su altura.
En las partes laterales de cada cámara nasal, se encuentran los cornetes. Su número por lo general es de tres (como si fueran tres dedos atravezados). Y ayudan a realizar las principales funciones de la nariz: humectar, calentar, limpiar y dirigir el aire que respiramos hacia el interior de los pulmones.
Los cornetes son estructuras formadas por hueso esponjoso y su cubierta es una delgada y delicada mucosa nasal. Su irrigación sanguínea es rica y abundante. Por cierto, similar a la inervación, haciéndolos muy sensibles a cambios de temperatura, lo que facilita su trabajo.
Se les reconoce como cornete inferior, medio y superior. Debajo de cada uno, como arropándolo o portegiéndolos, están los meatos del mismo nombre, que son las vías de comunicación de la nariz con sus senos paranasales. Y lo mismo sirven como puertas de salida del moco que exudan los senos como también de entrada y salida al aire. Recordemos que la nariz en su parte interna, tiene a su alrededor una serie de cavidades conocidas como senos que también colaboran para los efectos de su trabajo respecto al aire y al moco.
Los senos paranasales son más fácilmente identificados si tomamos a los ojos o a las cavidades orbitarias como punto de referencia.
Arriba de los ojos están los senos frontales, en medio los etmoidales, atrás los esfenoidales y abajo los maxilares. Por eso cuando se infectan los senos, los médicos utilizamos el término de sinusitis, que según la parte afectada, ésta podrá ser maxilar, etmoidal, esfenoidal ó frontal. Puede haber combinaciones diversas (P.Ej.: sinusitis etmoidomaxilar) o pansinusitis, si la infección es generalizada.
Esta mucosa nasal tiene dos partes (aquí todo tiene partes y subpartes). Una parte en contacto con el aire (epitelio) y otra más profunda en contacto con el hueso (conjuntivo). Aquí precisamente se hallan unas glándulas que son las responsables del moco nasal.
Epitelio
Lo normal es que con el movimiento ciliar, producido por el epitelio cilíndrico vibrátil de la mucosa, el moco vaya desplazándose léntamente hacia el estómago, cumpliendo así con su ciclo de trabajo.
Podemos imaginar este fenómeno comparándolo con un sembradío de trigo movido por el viento en un campo. En el caso de la mucosa nasal, el movimiento ciliar se hace de forma muy lenta hacia adelante y más rápida hacia atrás.
El moco, que humecta y mejora la temperatura del aire que respiramos, cumple también otras funciones de protección para nuestro organismo. Funciones que se catalogan como físicas y químicas.
De las últimas, destaca la que realiza la mucina, poderosa enzima componente del moco que destruye bacterias y otras sustancias extrañas que impregnan el aire que respiramos.
Pero el moco también cumple funciones de protección al organismo conocidas como de tipo físicas o mecánicas. Por su carácater viscoso, el moco nasal es capaz de atrapar partículas un poco mayores que se adhieren al mismo, para inmovilizarlas y evitar que ingresen al árbol respiratorio. Estas partículas pasan luego al interior del estómago donde serán finalmente destruidas, fagocitadas o excretadas.
En aquellos casos de patología, tanto las características normales de la mucosa como desde luego, el propio moco, sufrirán variantes acordes a la enfermedad.
La coloración, aspecto y tamaño de la mucosa son siempre evaluadas por el especialista al revisar la nariz. Por cierto, alguien poco familiarizado con la anatomía nasal, fácilmente podrá diagnosticar que un paciente tiene tumores o pólipos nasales, cuando lo que realmente está viendo es la cabeza normal del cornete inferior. Por su parte, el moco es también un reflejo natural de respuesta a una enfermedad determinada y sufrirá cambios de acuerdo al padecimiento que se trate.
Pero la nariz no inspira simplemente el aire y lo lleva hasta los pulmones -lo calienta, lo humidifica y lo filtra primero (humidificar significar añadir humedad). El interior de la nariz está recubierto de una membrana mucosa, que es una capa de tejido delgada y húmeda. Esta membrana calienta el aire a medida que pasa y lo humidifica un montón - de hecho, ¡el aire que entra por la nariz alcanza casi un 75% de humedad!
Huele, huele
¡Sabe genial!
INSTINTO DE SUPERVIVENCIA
El sentido del olfato es de importancia capital para la supervivencia de muchas especies. Ayuda a distinguir un alimento sano de uno que no lo está y es imprescindible para los mamíferos recién nacidos para encontrar las mamas de su madre. Muchos animales se valen del olfato para interpretar su entorno.
En los humanos, la memoria olfativa hace incluso revivir momentos memorables o desagradables de la vida, y es también cuestión de supervivencia, por ejemplo en caso del olor a humo que avisa de un fuego.
MEMORIZAR 10.000 OLORES
Según descubrieron Axel y Buck, la mayoría de los olores están compuestos por múltiples moléculas de olor y cada una de ellas activa varios receptores olfativos. Es entonces una cascada de reacciones lo que nos permite reconocer y memorizar cerca de 10.000 olores.
Los investigadores descubrieron que un tres por ciento de los genes humanos sirven para codificar receptores olfativos que se encuentran en la membrana de las células receptoras. Cada célula especializada en la detección de olores sólo posee un tipo de receptor olfativo y éste sólo puede detectar un número limitado de sustancias olorosas, de modo que nuestras células olfativas están muy especializadas en algunos olores.
Los receptores reaccionan a los estímulos y envían una señal eléctrica al cerebro. Las células receptoras que tienen el mismo tipo de receptor envían sus señales al mismo microespacio o 'glomerulus' del cerebro, desde donde la información se transmite a otras partes del cerebro, y se combina con otras sensaciones olfativas formando un patrón. El mecanismo permite también que se recuerde la sensación olfativa en el futuro.
El estornudo es un mecanismo de defensa del organismo ante la irritación de la mucosa que cubre el aparato respiratorio. Dicha irritación puede ser causada por muchas cosas: polen, partículas extrañas, virus o bacterias, sustancias alérgicas, etc. Así pues, el estornudo sirve para intentar expulsar dichas sustancias irritantes de nuestra principal vía de respiración.
El estornudo puede parecer una cosa trivial pero lo cierto es que implica una gran cantidad de sistemas y músculos para conseguir su objetivo. Todo comienza en las fosas nasales, donde se detecta la irritación. El cerebro activa una serie de músculos de manera conjunta de tal modo que pueda producirse el estornudo. Dichos músculos son los abdominales, los del pecho, el diafragma, los de las cuerdas vocales y la parte posterior de la garganta. Es decir, que prácticamente todo el torso está implicado en un estornudo, y además de una manera conjunta.
Cuando el estímulo del estornudo se desencadena, tomamos aire de manera brusca usando los músculos antes nombrados y lo expulsamos de forma violenta, explosiva y ruidosa. El aire que expelemos puede salir a una velocidad de entre unos 160 km/h hasta los 500 km/h (casi la mitad de la velocidad del sonido). El flujo de aire a esa velocidad suele ser suficiente como para expulsar la molestia de las fosas nasales, así como unas dos o cinco mil partículas de saliva
TASTORNOS DEL OLFATO
La mayoría de los trastornos del olfato están causados por enfermedades como la infección de las vías respiratorias altas o una infección sinusual, por lesiones en la cabeza, por trastornos hormonales, por problemas odontológicos, la exposición a ciertos químicos, reacciones a ciertos medicamentos o la exposición a radio terapia por el tratamiento para el cáncer en la cabeza o en el cuello.
Los desórdenes en el sentido del olfato se diagnostican mediante la realización de un examen físico y la realización de la historia médica completa.
El tratamiento específico para cada paciente será determinado por el médico, o médicos basándose en la edad del paciente, su estado general de salud su historia médica, la tolerancia a diferentes medicamentos, procedimientos o terapias y la opinión o preferencia del paciente o de su familia enfrente de la aplicación de un determinado tratamiento.
El tratamiento puede incluir cambios en los medicamentos si se produjera el desorden para permitir corregirlo. Además se podrían eliminar por medio de cirugía.
Las personas con trastornos del olfato pueden sufrir: una pérdida en su capacidad de oler o cambios en la percepción de los olores. En cuanto a la pérdida del sentido del olfato, algunas personas tienen hiposomia, producida cuando se reduce su capacidad para detectar olor. Otras personas directamente no pueden detectar los olores en absoluto, lo que se llama anosomia. En cuanto a los cambios en la percepción de los olores, algunas personas notan que los olores familiares se distorsionan, o que un olor que por lo general es agradable, huele mal. Además, se pueden producir percepciones de un olor que de ninguna forma está presente.
Los trastornos del olfato tienen muchas causas, algunas más claras que otras. La mayoría de las personas comienzan a sufrir trastornos del olfato después de haber tenido algunas enfermedades o lesiones recientes. Los factores desencadenantes más comunes son las infecciones de las vías respiratorias superiores y los traumatismos encéfalocraneano.
Entre otras causas que producen trastornos del olfato se encuentran los pólipos en las fosas nasales, las infecciones de los senos paranasales, los trastornos hormonales y los problemas dentales. La exposición a ciertos productos químicos como los insecticidas y solventes, y algunos medicamentos también ha estado asociada con trastornos de olfato. Las personas con cáncer en la cabeza y cuello que reciben tratamiento con radioterapia también experimentan problemas con su sentido del olfato.
Los doctores y los científicos han desarrollado pruebas para determinar el grado y la naturaleza de los trastornos del olfato en las personas. Las pruebas están diseñadas para medir la menor cantidad de olor que los pacientes pueden detectar, así como la exactitud para identificar diferentes olores. En realidad, una prueba fácilmente aplicada es la de "raspar y oler", en la cual la persona debe raspar muestras de papel tratado para liberar diferentes aromas que deberá oler e identificar dentro de una lista de posibilidades. De esta forma, los doctores podrán determinar fácilmente si los pacientes tienen hiposmia, anosmia u otra clase de trastorno del olfato.
En otros desórdenes de los quimiosentidos, los olores, gustos o sabores pueden ser malinterpretados o distorsionados, provocando que una persona detecte un olor o gusto desagradable procedente de algo que normalmente es agradable al gusto o el olfato.
Los trastornos del olfato son bastante graves, esto es debido a que desempeña un papel importante en nuestras vidas. El sentido del olfato a menudo es la primera señal que nos alerta sobre el humo de un incendio o el olor de una fuga de gas natural y gases peligrosos. Quizás, lo más importante es que nuestros quimiosensores también son a veces los que dan la primera señal sobre problemas graves en la salud. La obesidad, diabetes, hipertensión, malnutrición, la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer, la esclerosis múltiple y la psicosis de Korsakoff están todas acompañadas o dan como señal problemas quimiosensoriales como trastornos del olfato.
Los trastornos del olfato pueden ser tratados y los personas que los padecen experimentan alivio. Ya que ciertos medicamentos pueden causar problemas, al ajustar o cambiar la medicación se puede aliviar su efecto sobre el sentido del olfato. Otros recuperan la capacidad para oler cuando se resuelve la enfermedad que causa los problemas olfativos. Para los pacientes con obstrucciones nasales como los pólipos, la cirugía puede eliminar las obstrucciones y restaurar el flujo de aire. Muchas veces, las personas gozan de una recuperación espontánea porque las neuronas olfativas pueden regenerarse después del daño.