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"El cuerpo no puede ser curado sin curar el alma. Tal es la razón de porqué los médicos de la Helade desconocen la cura de muchas enfermedades, porque ignoran al hombre como un todo." Sócrates

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martes, 8 de mayo de 2012

El Estrés y las glandulas suprarrenales

Las glándulas suprarrenales, o glándulas adrenales son dos estructuras retroperitoneales, la derecha de forma triangular y la izquierda de forma semilunar, ambas están situadas encima de los riñones. Su función es la de regular las respuestas al estrés, a través de la síntesis de corticosteroides (principalmente cortisol) y catecolaminas (sobre todo adrenalina).
Se sitúan en el retroperitoneo, en la cara anterosuperior de los riñones y están irrigadas por las arterias suprarrenales superior, media e inferior. Están formadas por dos estructuras diferentes que son la médula suprarrenal y la corteza suprarrenal, ambas inervadas por el sistema nervioso autónomo. Como su nombre sugiere, la médula suprarrenal está situada dentro de la glándula, rodeada por la corteza suprarrenal que forma la superficie.


La médula de las glándulas suprarrenales

Las células cromafinas están inervadas por fibras simpáticas preganglionares del sistema nervioso autónomo, de modo que cuando se activa el sistema nervioso simpático (Como ocurre en el caso del estrés) segregan unas hormonas, las catecolaminas.

La adrenalina (o epinefrina) constituye el 80% de la secreción de la médula; la noradrenalina es el 20 % restante. Ambas hormonas son simpaticomiméticas , es decir imitan los efectos de la estimulación simpática por el sistema nervioso autónomo.

Las catecolaminas ayudan al organismo a prepararse para combatir el estrés, cuando éste se produce, los impulsos recibidos por el hipotálamo son transmitidos a las neuronas simpáticas pregangliónicas que estimulan las células cromafinas para que produzcan adrenalina y noradrenalina. Ambas hormonas aumentan la presión arterial, aceleran la frecuencia cardíaca, aumentan la eficiencia de la contracción muscular y los niveles de azúcar.

Mientras se produce una situación de estrés tanto débil como fuerte, pero con un período corto, todo vuelve inmediatamente a la normalidad.

En caso de que el estrés se mantenga durante mucho tiempo, el estado general se dispara y los fenómenos que producen dichas hormonas, se vuelven incontrolables. Se origina un estado de nerviosismo generalmente descontrolado e inexplicable ya que no es voluntario y cualquier estímulo sigue sumando más los efectos, porque los principales desencadenantes fisiológicos de la liberación de adrenalina son las tensiones, tales como las amenazas físicas, las emociones intensas, los ruidos, las luces brillantes y la alta temperatura ambiental.
Todos estos estímulos se procesan en el sistema nervioso central

En ese caso es recomendable, dado que escapa de nuestro dominio, una ayuda mediante tranquilizantes durante 10 0 15 días, hasta que el organismo se vaya reponiendo nuevamente.